Con permiso de Pedro Sánchez, de Quim Torra, de Díaz Ayuso, de Pablo Iglesias, y de toda la clase política. Es innegable que nos ha cogido a todos por sorpresa, nunca imaginamos que viviríamos una pandemia, que unas consecuencias así podían suceder. No necesitamos más películas catastrofistas de Hollywood, o ficciones del fin de la tierra. Ahora son nuestras vidas y como dice el dicho, una vez más “la realidad ha superado la ficción”.
La pregunta que debemos hacernos ahora es: “¿Hemos estado a la altura?”. La población, en su mayor parte, ha demostrado ser responsable y ha cumplido con todas las normas dictadas por el gobierno durante el confinamiento. Era algo completamente nuevo y desconocido para todos, pero sinceramente, estoy convencido de que hemos pasado la prueba. Se queda en el aire otro debate sobre hasta dónde llegan los límites de nuestras libertades, nuestros derechos, o las limitaciones de movimientos, etc. Son muchos los interrogantes para un próximo artículo.
Pero no puedo decir que la clase política haya estado a la altura de la situación, nos han fallado. Y hablando de esto debo decir que mi intención no es abrir ningún debate político, quiero hablar de palabras y valores tan sagrados como es la dignidad, la decencia, como es la justicia social y, por supuesto, y sin ninguna duda, los derechos humanos. Mi familia y yo hemos perdido a una persona de forma totalmente indigna y violando completamente todos sus derechos. Mi objetivo ahora es recuperar la dignidad que merece mi madre y todas las personas que, como ella, que se han ido de la forma más triste posible. Recordemos que las cifras que escuchamos o leemos o vemos en los diagramas todos los días en los medios de comunicación no son de la bolsa, ni del Ibex 35, que quizás les importan más a algunos, son cifras de muertos o contagiados. Muertos que se han ido injustamente, son personas, son vidas.
Nuestra sociedad tiene una gran deuda con las personas mayores que han muerto. No las podemos recuperar, pero si dignificar su muerte. Estas muertes no pueden quedar en saco roto, deben servirnos para hacer autocrítica y mejorar. Miremos lo sucedido en las residencias como una lección, investiguemos, estudiemos y no dejemos que esto vuelva a ocurrir.
Por estos motivos yo y la Plataforma Afectados por Coronavirus reivindicamos y exigimos:
- Que las residencias pasen a gestión pública.
- Una auditoría independiente sobre lo sucedido en geriátricos y residencias de toda España y de su estado actual, para identificar que es lo que ha fallado.
- Analizando los resultados de la auditoría independiente, actualizar la normativa y reforzar los controles vigentes para que sean más efectivos.
- Los ministerios, consejerías y departamentos de sanidad deben tener una mayor implicación en residencias de ancianos. Debemos recordar que son personas frágiles que necesitan más protección.
Y repito, esto no es con ánimo de venganza, es para mejorar el futuro. Esto no va de ideologías, ni es ningún tipo de movimiento político. Quien crea eso se equivoca. Son personas insolidarias y no dejan de ser cómplices de las negligencias. Lo único que pedimos es información y transparencia, y quien quiera seguir tapando todo lo ocurrido, entenderemos que también es cómplice.
Personalmente, y con o sin permiso de… seguiré trabajando y denunciando, aunque para alguien nunca sea el momento, porqué la dignidad, la justicia y la solidaridad no tienen color, son derechos humanos.
Y, para terminar, recomiendo a todos los afectados y afectadas que no se queden ya en casa y emprendan acciones como yo he hecho, porqué el mejor homenaje que podemos ofrecer a nuestros fallecidos es dignificar sus muertes restaurando la justicia social.